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Casos clínicos
Caso canino nº 14
Paciente. Épagneul bretón, 9 años, hembra, 17 kg.
Fecha de consulta. Junio '04.
Antecedentes. El paciente comenzó a rascarse hace un mes y ha ido empeorando en este tiempo .
Cuadro clínico. Presenta
lesiones (ver imágenes) principalmente en las cuatro extremidades,
respetando el tronco. Existe adenomagalia de los ganglios poplíteos y
preescapulares.
El animal convive con otros dos perros, los cuales no están afectados. Vive en el exterior de un chalé, en una caseta.
Autoevaluación
- Sin pretender llegar a la causa primaria del proceso patológico, ¿qué diagnóstico sugieren las imágenes?.
Una
pioderma profunda. Se puede ver en las dos primeras imágenes el exudado
seropurulento, en la tercera el gran grosor de la piel afectada y en
las dos últimas las fístulas drenantes.
- ¿Qué pruebas complementarias realizaría en un primer momento y qué resultados espera encontrar?.
Se
debería hacer un raspado profundo en busca de Demodex canis y una
citología; en este último caso se esperaría encontrar un infiltrado
inflamatorio y la presencia de bacterias, principalmente cocos.
El raspado fue negativo y en la citología se observó un infiltrado con
predominio de neutrófilos (90%) y la presencia de pequeñas formas
bacilares (ver imagen).
Al
profundizar en la historia del caso, descubrimos que el año pasado, en
el mes de mayo, habíamos tratado a este paciente por un proceso similar
con enrofloxacino , curando en pocas semanas. Aquel proceso duraba
desde hacía 2-3 años, pero el propietario comentaba que se hacía más
intenso en primavera. Tras casi un año sin recaer, este año comenzó a
rascarse hace un mes y la desidia del propietario favoreció la
progresión de la enfermedad hasta este estadio.
El cuadro clínico muestra también la existencia de prurito facial (ver imagen). Presumiblemente hay un proceso alérgico a pólenes como causa primaria.
No parece probable una dermatitis alérgica por picadura de pulgas
(DAPP) ya que todos los perros son tratados mensualmente con fipronil,
la dermatitis desaparece en verano y otoño y la distribución corporal
no se corresponde con la típica de una DAPP.
- ¿Qué tratamiento propondría contra la pioderma?; en una primera impresión, ¿cuánto tiempo considera que habría que mantenerlo?.
Al
ser profunda la pioderma es obligatorio instaurar un tratamiento
antibiótico vía sistémica, siendo recomendable complementarlo con baños
con antisépticos, dos veces a la semana como mínimo (en este caso se
recetó un champú con un 3% de clorhexidina). En principio, el
tratamiento antibiótico no debiera ser inferior a unas cuatro semanas;
se recomienda ver la evolución cada dos semanas.
- En
el caso de considerar adecuado instaurar un tratamiento antibiótico,
qué opina de la idoneidad, para este caso en concreto, de la
lincomicina, cefalexina, doxiciclina, enrofloxacino, amoxicilina y
gentamicina.
En piodermas
profundas una buena elección son las cefalosporinas y la
fluoroquinolonas, más aun cuando comprobamos en la citología la
existencia de otros gérmenes distintos a los estafilococos; la
lincomicina tal vez sería una opción peor en piodermas profundas
complicadas.
La amoxicilina, sin ácido clavulánico, y la
doxiciclina son malas opciones en piodermas, y la gentamicina no se
recomienda usar tanto tiempo seguido debido a su nefrotoxicidad.
- Ante
la pioderma existente y la sospecha de un proceso alérgico, ¿considera
oportuno instaurar un tratamiento con corticoides sistémicos?.
En
un primer momento, y hasta que evolucione favorablemente de la
pioderma, no es recomendable instaurarlo; es preferible ver cómo
responde solo al tratamiento antibiótico. Ante la sospecha del proceso
alérgico, a este paciente se le recetó un antagonista histaminérgico H1 (clemastina), a pesar de que su eficacia es cuestionable en la mayor parte de los pacientes caninos.