Dermatitis
atópica canina
La
atopia es una predisposición para desarrollar reacciones de
hipersensibilidad a alérgenos ambientales. La dermatitis atópica es,
pues, una enfermedad alérgica de la piel, inflamatoria y pruriginosa,
con predisposición genética, que posee unos signos clínicos
característicos.
Etiopatogenia
- Vía de sensibilización:
actualmente se considera que es más verosímil la vía epidérmica que la
respiratoria.
- Alérgenos implicados:
los datos sugieren que el ácaro del polvo y los epitelios son
importantes tanto en Europa como en EE.UU., mientras que los pólenes y
mohos tendrían un papel importante en EE.UU., pero pequeño en Europa.
- Patogenia:
existe una considerable evidencia, aunque mucha de ella es
circunstancial, que la interacción de IgE específica de alérgeno con el
alérgeno es esencial en la patogenia de la dermatitis atópica canina,
siendo aún controvertido el rol de los distintos mediadores de la
inflamación (histamina, serotonina, leucotrienos, etc.).
Cuadro clínico
- Los primeros síntomas aparecen
generalmente entre los 6 meses y 3 años de edad.
- El principal signo es el prurito
que
responde muy bien a los corticoides; usualmente perenne, pero puede ser
estacional en alergias a pólenes o si concurrentemente padece de
dermatitis alérgica a la picadura de pulgas.
- La distribución es
variable, siendo frecuentes las formas generalizada (foto 3) y localizada a nivel
facial (foto 1) y pedal (foto 2).
- Las lesiones son
inespecíficas y secundarias al rascado: eritema, erosiones, alopecia,
pelo rojo, liquenificación, hiperpigmentación, seborrea, etc.
- Frecuentemente se
complica con otitis bilateral eritematosa,
conjuntivitis bilateral y, a veces, foliculitis bacteriana superficial
y pododermatitis.
Diagnóstico. No
existen signos patognomónicos que permitan un diagnóstico definitivo;
se basa pues en el cumplimiento de al menos una parte de los signos
clínicos fuertemente asociados a la enfermedad, conjuntamente con la
eliminación de otros diagnósticos diferenciales relevantes.
Tras descartar ectoparasitosis, el
diagnóstico se puede basar en la presencia de al menos 3 de los
siguientes 5 criterios:
- Aparición del prurito entre los 6
meses y 3 años de edad.
- Prurito sensible a corticoides.
- Pododermatitis interdigital
bilateral eritematosa en miembros anteriores (foto
2).
- Eritema en cara interna de
pabellones auriculares (foto 1).
- Eritema peribucal (queilitis) (foto 1).
Tras
el diagnóstico clínico, los exámenes de laboratorio
(intradermorreacción, ELISA) solo dan evidencia adicional para reforzar
el diagnóstico definitivo.
Tratamiento. Es
una enfermedad controlable, pero no curable, necesitando tratamiento de
por vida. Se requiere una combinación de:
- Evitar los alérgenos:
incluye evitar el ambiente ofensivo, baños; dietas ricas en ácido
linoleico o baños con ácidos grasos para restaurar la barrera
epidérmica, dieta hipoalergénica y control de pulgas en dematitis
alérgicas concurrentes.
- Inmunoterapia
(hiposensibilización), solo cuando (a) se ha demostrado la existencia
de IgE específica de alérgeno clínicamente relevante; (b) no se puede
evitar el contacto con el alérgeno; y (c) no responde a
antipruriginosos o su coste o efectos secundarios son inaceptables.
- Antiinflamatorios:
corticoides vía oral; se puede valorar la respuesta al misoprostol,
pentoxifilina y ciclosporina A.
- Antimicrobianos
para el control de dermatitis asociadas.
Atopia felina
Etiopatogenia. En
gatos aún no se han demostrado con claridad los mecanismos patogénicos
de este proceso. Se cree que los alérgenos implicados son similares a
los que afectan a los perros.
Cuadro clínico. Está
aún pobremente definido.
La mayor parte de los casos aparecen en
animales jóvenes, menores de 3 años.
El
cuadro lesional y la distribución corporal son muy variables, pudiendo
cursar con alopecia y erosiones, dermatitis miliar, complejo
eosinofílico, o una combinación de los mismos (ver patrones de reacción en
dermatopatías felinas). El único signo constante es la
presencia de prurito.
Algunos
animales muestran signos respiratorios concurrentes como tos crónica,
estornudos, respiración sibilante y conjuntivitis.
Diagnóstico. Se
realiza por exclusión del resto de enfermedades cutáneas ya que no
existe un cuadro clínico específico y las pruebas complementarias
utilizables en medicina canina no son claramente aplicables a los
felinos.
Tratamiento
- Corticoides vía oral o parenteral
(formas de liberación lenta).
- Antipruriginosos no esteroideos.