Leishmaniosis
Etiopatogenia. Es un proceso parasitario causado, en España, por Leishmania infantum, el cual se transmite a través de insectos hematófagos del género Phlebotomus.
La enfermedad es más frecuente en zonas de presencia del Phlebotomus (franja mediterránea, zona centro, noreste, etc.) y afecta con mayor frecuencia a perros que viven en el campo o chalets, que aquéllos que viven en grandes núcleos urbanos.
Cuadro clínico. Afecta principalmente a los perros, principal reservorio del parásito, siendo el cuadro clínico muy variable de un paciente a otro. La enfermedad cursa de manera crónica, pudiendo provocar manifestaciones cutáneas y sistémicas, finalizando con frecuencia con la muerte del animal.
Las lesiones cutáneas pueden ser muy diversas, desde piel seca con escamas a nivel facial (foto 5) o generalizado, hasta úlceras en puntos de presión y uniones mucocutáneas; con frecuencia provoca onicogrifosis (hipertrofia y curvatura anormal de las uñas) (foto 2). Además, suele provocar adelgazamiento intenso del paciente, espleno, hepato y adenomegalias, nefropatías, hemorragias nasales, etc.
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Diagnóstico. Mediante técnicas serológicas o por la observación del parásito en biopsias.
Tratamiento. El tratamiento generalmente no consigue la eliminación del parásito, por lo que deben esperarse recaídas. Se usan leishmanicidas (antimoniato de meglumina o miltefosina), en combinación con alopurinol.
Se puede tratar de prevenir la enfermedad adoptando medidas contra el vector, mediante el uso de insecticidas en el ambiente y el animal, disponiendo desde 2011 de dos nuevas posibilidades, una vacuna, y la administración de domperidona.
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